¿Cómo funciona un seguro complementario de salud?
18 Ago, 2025
Pongámonos en una situación común: vas al doctor, pagas la consulta, te reembolsan una parte… pero igual sientes que el bolsillo sufrió más de lo esperado. ¿Te suena? Aquí es donde entra en escena un seguro complementario: ese que, como su nombre lo dice, complementa lo que ya cubre tu previsión de salud.
¿Qué es un seguro complementario?
Un seguro complementario de salud es una herramienta que se activa cuando tu Sistema Previsional, ya sea Isapre o Fonasa, ya hizo su parte. Reembolsa un porcentaje del monto que no fue cubierto por tu previsión, ayudando a reducir el copago. En palabras simples: si tu plan no cubrió todo, este seguro entra como refuerzo. Existen dos tipos:
- Individuales, que puedes contratar por tu cuenta.
- Colectivos, que generalmente las empresas ofrecen a sus trabajadores como parte de los beneficios laborales.
Aunque ambos funcionan bajo la misma lógica, tienen diferencias en sus condiciones y coberturas. Vamos a los detalles.
Conceptos clave
(sí, esos que siempre parecieran ser en letra chica)
Antes de contratar un seguro complementario (o para entender el que ya tienes), hay que conocer algunos conceptos clave. Prometemos explicarlos sin enredarte.
No todos los seguros complementarios cubren el mismo porcentaje. Los más comunes oscilan entre 50% y 80%. Ese porcentaje se aplica sobre el monto que quedó sin cubrir por tu Sistema Previsional (copago).
BMI significa Bonificación Mínima de Isapre o salud y es un requisito que pone la aseguradora para aplicar tu reembolso.
Para que el seguro complementario cubra el porcentaje que promete (ej. 80%), tu previsión de salud debe haber bonificado un mínimo del costo total del gasto médico.
¿Cuál es ese mínimo?
Suele estar entre un 50% y un 75%. Pero es relevante que sepas que no hay un único valor estándar, porque dependerá del plan contratado.
En tu póliza lo encontrarás como una frase similar a esta:
«El seguro complementario cubrirá el porcentaje contratado siempre que la previsión haya bonificado al menos un 50% dela prestación.»
Ejemplo
Un ejemplo vale más que mil palabras:
Vas a una consulta médica que cuesta $30.000. Tu Isapre cubre el 50%, y te quedan por pagar $15.000. Si corresponde que tu seguro complementario cubra el 80% de ese copago, te deberían devolver $12.000.
Resultado: terminas pagando solo $3.000.
Este reembolso puede hacerse de forma automática (con sistemas como I-Med) o manual, presentando los documentos del gasto médico. Dependerá del tipo de prestación y del seguro que tengas.
Tip: Siempre revisa cuál es el tope anual de tu Seguro, porque cuando lo excedes ya no cubre y los gastos presentados con posterioridad no tendrán cobertura.
¿Y si la bonificación de tu sistema de salud fue menor al BMI?
El seguro no aplica su cobertura sobre el copago real, sino sobre un valor ajustado hacia abajo.
Ejemplo
Sigamos el ejemplo anterior:
- Valor total de la consulta: $30.000
- Tu Isapre cubre $9.000 → o sea el 30%
- Queda un copago de $21.000
Tu seguro promete devolver el 80% del copago, pero exige un BMI del 60% (es decir, que la Isapre hubiera cubierto al menos $18.000). Como eso no ocurrió, el seguro no te devuelve el 80% de $21.000, sino que hace un recálculo sobre una base menor
Es el máximo que puedes recibir en reembolsos durante un año. Una vez que llegas a ese límite, el seguro deja de reembolsar en dicho período. Por eso es importante revisar ese número, sobre todo si tienes tratamientos frecuentes.
Algunas coberturas tienen límites por tipo de atención como: salud mental, kinesiología o fonoaudiología. También puede haber tope por evento o por año.
Es un monto inicial que debes asumir tú antes de que el seguro comience a operar. Hay seguros que definen algunas enfermedades o prestaciones a los cuales no se les aplica deducible, por lo que es importante revisar esto al momento de contratar un seguro.
¿Y qué pasa si tengo Fonasa?
Aquí es donde muchos se preguntan: ¿me sirve tener un seguro complementario si estoy en Fonasa? La respuesta es sí, pero con una condición importante: no todos los seguros cubren sobre Fonasa. Hay que buscar opciones que lo digan explícitamente.
Fonasa tiene la Modalidad Libre Elección (MLE), que permite atenderse en centros privados. Pero en esta modalidad, la cobertura suele ser baja: no supera el 30% en promedio. Entonces, si eliges combinar Fonasa MLE con un seguro complementario, el BMI se vuelve clave. Si el seguro exige un mínimo de 50% de bonificación y Fonasa cubre solo 30%, podrías no tener un reembolso esperado.
¿Me conviene tener un seguro complementario?
Si quieres estar mejor preparado frente a imprevistos médicos y no comprometer tu bolsillo, es una opción muy útil.
En particular si:
- Vas frecuentemente al médico o te haces exámenes.
- Tienes cargas familiares que también requieren atención médica.
- Te atiendes en clínicas privadas y el copago se vuelve un dolor de cabeza.
- Estás en Fonasa y buscas más libertad para atenderte donde prefieras.
¿Y qué cubren estos seguros?
Aunque puede variar según el plan, en general un seguro complementario puede incluir:
Consultas médicas
Exámenes y procedimientos ambulatorios
Hospitalizaciones
Urgencias
Medicamentos
Kinesiología
Salud mental
Atención dental (en algunos planes)
Pero no suelen cubrir:
Cirugías estéticas
Tratamientos por adicciones
Enfermedades preexistentes no declaradas
Casos no contemplados en la póliza
¿Y si los gastos son muy altos?
Para eso existen los seguros catastróficos que funcionan como una capa extra de respaldo para enfermedades graves o accidentes costosos.
Un seguro complementario no es obligatorio, pero puede marcar la diferencia entre pagar $20.000 o $3.000 por una consulta. Especialmente hoy, donde el sistema de salud público está saturado, las listas de espera son largas y los planes privados han subido considerablemente su costo.
Por eso, entender cómo funcionan, en qué fijarte antes de contratar uno y cómo combinarlos con tu previsión, te da más herramientas para cuidar lo que más importa: tu salud y tu tranquilidad.